El abandono : Un trauma por sí mismo
Maruxa Hernando Martinez
Psicóloga-Coach
En primer lugar hablaré del apego y lo importante que es para el niño tener un apego seguro que le ayude en su maduración y equilibrio emocional, social y en el aprendizaje.
El primero en desarrollar una teoría del apego fue John Bowlby. Para Bowlby el estado de seguridad, ansiedad o temor de un niño es determinado en gran medida por la accesibilidad y capacidad de respuesta de su principal figura de afecto (persona con que se establece el vínculo).
También Caregivers nos define el apego como el vínculo emocional que desarrolla el niño con sus cuidadores o figuras de apego y que le proporciona la seguridad emocional indispensable para un buen desarrollo de la personalidad.
El apego proporciona la seguridad emocional del niño: ser aceptado y protegido incondicionalmente.
Investigaciones recientes (Thomas Verny y otros) demuestran que este vínculo se comienza a gestar durante el embarazo. El feto puede ver, oír, experimentar, degustar e incluso aprender, por lo que lo sentido y percibido por la criatura mientras está en el útero, definirá en el futuro, de alguna manera, su comportamiento social.
Para que el vínculo intrauterino se dé, es preciso que la madre lo establezca. Si la madre se cierra emocionalmente, el feto no sabrá qué hacer. El período óptimo para que se establezca este vínculo son los tres últimos meses de embarazo, y especialmente los dos últimos.
El feto reacciona ante las situaciones de desconexión de la madre, ante emociones negativas o destructivas de su madre y ante el estrés, provocando todo ello efectos nocivos en la estructura cerebral, mostrando mas adelante estos niñ@s problemas emocionales y de socialización. Vivirá ya desde su gestación estas situaciones como amenazantes y traumáticas.
Por otro lado el feto también percibe los estados de conexión, amor, emociones positivas de la madre hacia él y hacia el entorno, dialogo de su madre, cuidados cariñosos y atentos de sus madres, logran estos niñ@s una mayor capacidad y recursos para lidiar con las tensiones cotidianas.
Una relación sólida y saludable con la madre o cuidador primario, se asocia con una alta probabilidad de crear relaciones saludables con otros, mientras que un pobre apego parece estar asociado con problemas emocionales y conductuales a lo largo de la vida.
El nacimiento, es el primer choque físico y emocional prolongado que experimenta el niño y hasta los detalles más insignificantes dejan huellas imborrables en su memoria, aunque no se puedan evocar conscientemente.
Tras su nacimiento , una vez colocado sobre el pecho de la madre, se unen la mirada de la madre y del bebe, ese encuentro, esa mirada reforzará este vinculo. El bebé que se da en adopción se sentirá alejado de la madre puesto que le aleja de ella nada más nacer sin poderse vincular con ella.
El bebé utiliza una serie de conductas con la finalidad de producir respuestas en los padres: la succión, las sonrisas reflejas, el balbuceo, la necesidad de ser acunado y el llanto, no son más que estrategias por decirlo de alguna manera del bebé para vincularse con sus papás. Con este repertorio los bebés buscan mantener la proximidad con la figura de apego, resistirse a la separación, protestar si se lleva a cabo (ansiedad de separación), y utilizar la figura de apego como base de seguridad desde la que explora el mundo.
Según Bowlby, esta conducta está regulada por el sistema nervioso central y está al servicio de la supervivencia, puesto que los bebés son seres indefensos que dependen de un adulto para sobrevivir, por lo que el sistema de apego está compuesto por tendencias conductuales y emocionales diseñadas para mantener a los niños en cercanía física con sus cuidadores, especialmente la madre.
Por tanto, las experiencias y las atenciones que los niñ@s experimentan cuando son bebés y en la primera infancia, enseñan a sus cerebros cómo pensar, cómo sentir, cómo relacionarse, como amar, como actuar, como defenderse, como regularse, puesto que su cerebro prefrontal va madurando con todo ello y va aprendiendo a controlarse y encontrar recursos para autocalmarse.
L@s niñ@s que no reciben este cuidado, que son desatendidos, no calmados, no escuchados o maltratados, no maduran este prefrontal y esto les lleva a no saberse autocalmar ni encontrar recursos ni solución a los problemas, produciendo en ellos constantes frustraciones, rabietas, bloqueos etc. , lo que hace que su sistema esté en constante alerta ya que esas situaciones las vive como amenazadoras.
Algunas conductas frecuentes en niños adoptados, como rabietas, ansiedad, hiperactividad, oposición desafiante, etc., tienen detrás una historia de abandono, desatención, negligencia o maltrato que impide madurar a su cerebro prefrontal impidiéndole autocalmarse y encontrar los recursos necesarios para solucionar esas situaciones que le desbordan.
Durante los dos primeros años de vida de una persona, la emoción, las percepciones y las sensaciones corporales se registran en la amígdala, así que el abandono también queda grabado en el cerebro. Esta “huella” o información en el cerebro hace que el niño desarrolle creencias. En los niños adoptados la creencia es que no son queridos y cualquier respuesta negativa a sus deseos puede activar el miedo al abandono, a no ser querido.
Otras experiencias traumáticas pueden sumarse al trauma del abandono en muchos niños adoptados como pueden ser, negligencia, maltrato y accidentes. Para él son vividas con tal intensidad y desconcierto que necesitará de un adulto que le ayude a gestionarlas. Al no estar éste adulto, el niño se sumerge en un laberinto difícil de gestionar para él y esta situación traumática se almacena en las áreas más “primitivas” del cerebro junto a todas las emociones negativas y todo el malestar físico que le ha provocado la situación. Debido a todo esto sus Hemisferios cerebrales no sincronizan adecuadamente, por lo que esos hechos permanecen “congelados” en el tiempo, con la misma intensidad que cuando ocurrieron. Cuando, tiempo más tarde, surge un recuerdo traumático, todo eso se dispara, lo que provoca una respuesta emocional negativa e inadaptada ( rabia, ansiedad, agresividad, frustración, hiperexcitación etc.)
En general, en torno a los 6 años de edad, l@s niñ@s viven una etapa de miedos (a los perros, a los monstruos, por ejemplo) que en un niñ@ adoptad@, que mira el mundo a través de esa creencia, serán más intensos. Estas manifestaciones de miedo son la forma que el niñ@ tiene para expresar que no se siente a salvo.
L@s niñ@s son conscientes del abandono cuando saben que son adoptados. Las consecuencias que este trauma por abandono provoca, pueden tener más o menos intensidad. La baja autoestima, la creencia universal de que hay algo malo en ellos y que tienen la culpa de que su familia biológica les dejara, la inseguridad, la baja resistencia a la frustración o la dificultad para desarrollar relaciones íntimas y sociales, son algunas de las consecuencias del abandono.
Hoy en día hay técnicas psicológicas muy avanzadas que ayudan al niño a procesar rápidamente estas situaciones traumáticas, sincronizando de nuevo sus hemisferios cerebrales ayudándoles a madurar y sobretodo dejar atrás el malestar tanto físico como emocional que le causaba esa situación.
Hacia un apego seguro
Además de tener en cuenta varias pautas a seguir con el niño adoptado, que ahora no vamos a comentar, pues no es el objeto del presente artículo, hay una técnica de gran ayuda que recomiendo y que utilizo mucho en la consulta y consiste en hacer, junto al niño, un libro de su vida.
Un elemento que define un apego seguro es la construcción de una narración integradora que dé sentido al sí mismo. Los procesos fundamentales implicados en la narración facilitan la integración de la coherencia de la mente (un apego seguro crea una mente coherente).
La co-construcción se produce cuando los padres le cuentan al niñ@ su vida: cómo nació, cómo fue su infancia, lo que hizo, le enseñan fotos... y eso va ayudando a que el niñ@ vaya integrando su historia. Lo que le proporcionará un desarrollo emocional saludable.
Cuando falta el apoyo por parte de los padres, o cuando a los niños se les prohíbe hablar de los hechos traumáticos que han vivido, entonces no llega a darse la óptima integración neuronal.
La óptima integración neuronal significa que: la persona tiene los recursos necesarios para resolver sus circunstancias presentes, sean las que sean sin desbordarse emocionalmente y en correspondencia a su edad actual.
No hay que tener miedo a que el niño acceda a su historia, si se hace bien. Los padres se asustan muchas veces, es comprensible pues tienen miedo de que eso dañe a su hijo o les aleje de ellos. Pero suele ser al contrario.
Todos necesitamos saber quiénes somos y qué nos ha pasado e integrarlo en una narrativa coherente y con sentido.
Hay que ir explicando al niño con mucho tacto y mucha empatía lo que demande saber (pero no sólo esperar a que él pregunte, sino nosotros mismos adelantarnos y hacerle saber que se puede hablar con naturalidad, decirle que habrá muchas cosas sobre él y su vida que estaríamos dispuestos a explicarle, tomar la iniciativa como adultos, porque hay niños que pueden preguntar pero otros no lo hacen por muchos motivos) y crear una narración.
Hablar de ello con naturalidad, creando un clima en el que el niño sienta que puede hablar con sus padres y sentirse comprendido por ellos, su disponibilidad incondicional ante lo que le ha pasado y sufrido. Y el adulto debe estar preparado para escuchar y contener lo que surja. Esto es muy importante pues si el niño nos percibe seguros, él dará el paso con seguridad. Los climas familiares en los que el niño adoptado o acogido siente que no agrada sienta bien a sus padres o cuidadores hablar o preguntar sobre su vida e historia, generan niños que van desarrollando síntomas y malestar que puede exteriorizarse o interiorizarse de muchas maneras.
Por ello, con la información que disponemos (a veces, sabemos muy poco), hay que narrar lo que sabemos y de lo que no se sabe, decirle al niño que lo desconocemos y sobre todo transmitirle que lo sentimos, que sentimos mucho el dolor que ello le pueda generar. La empatía y calmar el dolor emocional es muy sanador.
Es muy interesante la creación del libro de historia de vida en el que se van consignando con fotos, textos, palabras y dedicatorias de los padres, billetes de avión y otros documentos el álbum cronológico de la historia del niño. En este contexto se aprovecha para contarle su historia y hacer la narración que dé sentido a su vida. Para mí la empatía es clave en todo el proceso: apega al niño al cuidador. Cómo se dicen las cosas, la seguridad y comprensión que despertemos en el niño son vitales. Si éste siente la empatía, sentirá la seguridad y podrá manejar la angustia o los sentimientos negativos que le surjan.
¿Cómo realizamos el libro de la HISTORIA DE LA VIDA?
Una vez hemos recopilado la información comentada anteriormente, hemos hecho el paso de explicar al niño lo que sabemos de su pasado, le proponemos realizar juntos un libro o un cuento de la HISTORIA DE SU VIDA .
1.- Imprimimos las fotos y el material que tenemos
2.- Colocamos en orden el material (fotos..). Del nacimiento al presente.
En la consulta trabajamos mucho la gestación con láminas especificas de diferentes etapas del embarazo lo que nos permite , a través de un protocolo adecuado, eliminar el trauma que haya aparecido en la etapa gestacional. Siembargo si realizais vosotros este libro os recomiendo obviar esta etapa o consultar a un profesional.
3.- Necesitamos un álbum de dibujo o láminas tamaño folio que luego podamos encuadernar.
4.- El niño va recortando cada fotografía para colocarla en su lugar
3.- colocaremos en cada hoja 1 sola fotografía : una por hoja.
Desde el nacimiento hasta el presente ( también biletes de avión, viaje, etc.)
el niño puede dibujar, escribir lo que desee.
Este cuento lo iremos leyendo una y otra vez ya que cuanto más lo leamos , mas terapéutico será pues van surgiendo nuevas redes neuronales mucho más positivas y reparadoras.
- La óptima integración neuronal lo que le ayudará a encontrar recursos necesarios para resolver sus circunstancias presentes, sin desbordarse emocionalmente y en correspondencia a su edad actual.
- Nuevas redes neuronales mucho más positivas
- Resolver y eliminar ( procesar) situaciones traumáticas.
- Ayuda a lograr un apego seguro.
- Mayor autoestima
- Mayor seguridad.
Mejoría en el manejo de sus emociones
Si la historia de vida a trabajar es muy dura y traumática, es necesario recurrir a la ayuda profesional donde el niño o el adulto tenga un espacio contenedor y de seguridad para hacer este proceso en colaboración con los padres, educadores
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Mas información sobre el apego :
http://maruxahernando.typepad.com/mi_weblog/2007/02/el_apego_el_vnc.html