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ANGELA BOTO
En 1996 el equipo de Giacomo Rizzolatti, de la Universidad de Parma (Italia), estaba estudiando el cerebro de monos cuando descubrió un curioso grupo de neuronas. Las células cerebrales no sólo se encendían cuando el animal ejecutaba ciertos movimientos sino que, simplemente con contemplar a otros hacerlo, también se activaban. Se les llamó neuronas espejo o especulares.
En un principio se pensó que simplemente se trataba de un sistema de imitación. Sin embargo, los múltiples trabajos que se han hecho desde su descubrimiento, el último de los cuales se publicó en Science la semana pasada, indican que las implicaciones trascienden, y mucho, el campo de la neurofisiología pura.
El sistema de espejo permite hacer propias las acciones, sensaciones y emociones de los demás.
Su potencial trascendencia para la ciencia es tanta que el especialista Vilayanur Ramachandran ha llegado a afirmar: "El descubrimiento de las neuronas espejo hará por la psicología lo que el ADN por la biología". Rizzolatti ha pasado fugazmente por Madrid para participar en el simposio El Sustrato de la Sociedad del Conocimiento: El Cerebro.
Avances Recientes en Neurociencia organizado por el Instituto Pluridisciplinar de la Universidad Complutense y por la Fundación Vodafone.
Giacomo Rizzolatti- MANUEL ESCALERA
"La visión es la que proporciona el vínculo para comprender a los demás"
Pregunta. ¿Qué le parece el hecho de que se comparen las neuronas espejo con el ADN?
Respuesta. Es un poco exagerado, pero quizá Ramachandran tenga razón porque el mecanismo de espejo explica muchas cosas que antes no se comprendían.
P. ¿Qué explica?
R. Por ejemplo, la imitación. ¿Cómo podemos imitar? Cuando se observa una acción hecha por otra persona se codifica en términos visuales, y hay que hacerlo en términos motores. Antes no estaba claro cómo se transfería la información visual en movimiento. Otra cuestión muy importante es la comprensión. No sólo se entiende a otra persona de forma superficial, sino que se puede comprender hasta lo que piensa. El sistema de espejo hace precisamente eso, te pone en el lugar del otro. La base de nuestro comportamiento social es que exista la capacidad de tener empatía e imaginar lo que el otro está pensando.
P. ¿Se puede decir que las neuronas espejo son el centro de la empatía?
R. El mensaje más importante de las neuronas espejo es que demuestran que verdaderamente somos seres sociales. La sociedad, la familia y la comunidad son valores realmente innatos. Ahora, nuestra sociedad intenta negarlo y por eso los jóvenes están tan descontentos, porque no crean lazos. Ocurre algo similar con la imitación, en Occidente está muy mal vista y sin embargo, es la base de la cultura. Se dice: "No imites, tienes que ser original", pero es un error. Primero tienes que imitar y después puedes ser original. Para comprenderlo no hay más que fijarse en los grandes pintores.
P. Uno de los hallazgos más sorprendentes relacionados con este tipo de neuronas es que permiten captar las intenciones de los otros ¿Cómo es posible si se supone que la intención de algo está encerrada en el cerebro del prójimo?
R. Estas neuronas se activan incluso cuando no ves la acción, cuando hay una representación mental. Su puesta en marcha corresponde con las ideas. La parte más importante de las neuronas espejo es que es un sistema que resuena. El ser humano está concebido para estar en contacto, para reaccionar ante los otros. Yo creo que cuando la gente dice que no es feliz y que no sabe la razón es porque no tiene contacto social.
P. Pero para que el sistema de espejo funcione es necesario que exista previamente la información en el cerebro que refleja. ¿No es así?
R. En el útero de la madre se aprende el vocabulario motor básico, o sea que ya tenemos ese conocimiento, el básico, que es puramente motor. Más tarde, al ver a otras personas, el individuo se sitúa en su propio interior y comprende a los demás. La visión es la que proporciona el vínculo.
P. ¿Hacia dónde irán ahora sus investigaciones?
R. Queremos estudiar las bases neuronales de la empatía emocional en animales. Me gustaría ver si las ratas, al igual que los monos [en los que se han identificado ya varios tipos de neuronas espejo], tienen el sistema de espejo porque en ese caso, las podríamos utilizar para la investigación médica, porque los monos son animales demasiados preciosos como para hacer este tipo de trabajos.
P. ¿Y en humanos?
R. Estoy convencido de que los trastornos básicos en el autismo se dan en el sistema motor. Estos pacientes tienen problemas para organizar su propio sistema motor y como consecuencia no se desarrolla el sistema de neuronas espejo. Debido a esto no entienden a los otros porque no pueden relacionar sus movimientos con los que ven en los demás y el resultado es que un gesto simple es para un autista una amenaza.
Publicado el 07:16 p.m. en ARTICULOS PSICOLOGIA, CEREBRO DIVIDIDO | Enlace permanente | Comentarios (0) | TrackBack (0)
Les dejo este fabuloso
mudra que mucha gente realiza intuitivamente cuando está muy triste….
SIRVE TAMBIÉN PARA "PROTEGERSE" DE GENTE CON ENERGÍAS DENSAS. . . CON
LA MANO IZQUIERDA,
DISIMULADAMENTE COLOCADA DETRÁS PARA QUE NI SE VEA. . . TU ENERGIA QUEDARÁ
INTACTA.
La tradición dice que este mudra aleja la tristeza, reduce el temor, cambia la
mala suerte y la desgracia, y vence la depresión. Es famoso por aumentar el magnetismo
personal y las capacidades intuitivas y mentales.
Coloque ambas manos sobre los muslos. Doble el pulgar hasta tocar la raíz del
meñique y cierre despacio los cuatro dedos restantes sobre el pulgar, mientras
lentamente toma aire por la
nariz. Contenga la respiración y «forme 7 veces en su mente
el tono “OM”, percibiendo la vibración en el oído derecho». Exhale
el aire despacio, contrayendo con fuerza el abdomen. Abra de nuevo las manos e
imagínese que las preocupaciones, los miedos y la desdicha abandonan su cuerpo
.Repetir este ejercicio de 7 a
49 veces, o como mínimo 7 veces,
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El grado en que un niño desarrollará sus habilidades en matemáticas después de recibir clases de apoyo depende de la estructura y conectividad de ciertas áreas del cerebro, más allá de los indicadores tradicionales del aprendizaje, según los resultados de un estudio con resonancia magnética funcional.
Este estudio puede ayudar a explicar por qué algunos niños se benefician más de las tutorías que otros.
SINC | 29 abril 2013 21:00
Después de recibir clases particulares de matemáticas, no todos los niños mejoran por igual sus aptitudes en la asignatura. Los científicos saben que la clave de esta diferencia debe estar en el cerebro. Ahora, investigadores de la Universidad de Stanford (EE UU) han estudiado los factores cerebrales que intervienen en la efectividad del aprendizaje.
El estudio, publicado esta semana en la revista PNAS y liderado por Kaustubh Supekar, científico de la institución estadounidense, recoge el análisis de 24 niños de ocho a nueve años con diferentes niveles de destreza.
"Aunque se reconoce universalmente que la adquisición de habilidades matemáticas es esencial para el éxito profesional, sabemos muy poco acerca de por qué algunas personas adquieren estas aptitudes más rápido y mejor que los demás", explica a SINC Supekar.
Antes de participar en el programa de tutoría de ocho semanas, a cada niño se le hicieron pruebas estandarizadas que evalúan el coeficiente intelectual y las habilidades de lectura y matemáticas, además de una resonancia magnética funcional.
"El coeficiente intelectual y las habilidades numéricas no se asocian con un progreso en matemáticas"
Los expertos observaron mejoras en la velocidad, la precisión y la eficiencia del rendimiento en matemáticas después de las clases, con progresos que fueron más destacados en algunos alumnos que en el resto, como era de esperar. Sin embargo, hubo otros resultados que les parecieron menos predecibles.
"Sorprendentemente, el coeficiente intelectual y las habilidades numéricas, indicadores tradicionales del aprendizaje, no se asocian con un progreso en matemáticas", afirma el investigador.
El papel clave del hipocampo
Lo que determina el grado de mejora es la forma y la conectividad funcional del hipocampo –un área del cerebro crítica para la formación de la memoria–, que "desempeña un papel fundamental en la determinación de cuánto y cómo el niño aprende matemáticas", subraya Supekar.
Los hallazgos pueden ayudar a explicar por qué algunos niños se benefician más de las tutorías que otros. Según concluyen los autores, el trabajo aumentará las posibilidades de identificar a los alumnos que requieren enfoques pedagógicos alternativos o una tutoría intensiva.
Referencia bibliográfica:
Kaustubh Supekar et al.: “Neural predictors of individual differences in response to math tutoring in primary-grade school children”. PNAS, April 29-May 3, 2013
Publicado el 08:59 p.m. en ARTICULOS PSICOLOGIA, CEREBRO DIVIDIDO | Enlace permanente | Comentarios (0) | TrackBack (0)
Un experimento busca pruebas que evidencien que la telepatía se produce en el cerebro. Los resultados fueron publicados en la Revista Internacional de Yoga por el Instituto Nacional de Salud Mental y Neurociencias de Bangalore, India. Usando un scanner de resonancia magnética, se pudo apreciar la actividad de una zona del cerebro mientras un famoso mentalista hacía una demostración de su poder mental.
CIUDAD DE BUENOS AIRES - Un grupo de científicos indios, con el fin de hallar cómo opera el fenómeno de la telepatía en el cerebro humano, analizó el momento en que el famoso mentalista Gerard Senehi daba una demostración de sus poderes mentales. Con ayuda de un escáner de resonancia magnética, los investigadores lograron determinar que durante este episodio, el giro parahipocampal derecho registró actividad.
Por otra parte, también se analizó la actividad cerebral de un sujeto que no presentó habilidades telepáticas. Al estudiar su actividad cerebral, la resonancia magnética mostró activación del giro parahipocampal izquierdo.
De acuerdo a los científicos, este es el primer indicio comprobado clínicamente que indica que los poderes mentales, en este caso la telepatía, tienen comprobación con una base científica, en este caso límbica.
Los resultados dan pie a que continúen los estudios sobre más fenómenos mentales, ya que estas conclusiones pueden servir en un futuro para nuevas investigaciones en este campo.
Algunas características que la presunta intercomunicación telepática presentaría son:
La estimulación cerebral
En la medida en que hoy se conocen los procesos cerebrales no es posible que se desencadene ningún proceso cerebral sin que haya un estímulo sensorial que lo desencadene. Quienes interpretan el pensamiento como un proceso bioquímico defienden que el pensamiento o la acción mental (reducida a proceso bioquímico) sólo puede ponerse en marcha merced a un estímulo físico o químico (luminoso, calorífico, táctil, sonoro …) aplicado a los sentidos del sujeto. Quienes defienden el reduccionismo de las operaciones mentales a operaciones físico-químicas se encuentran poco inclinados a admitir factores extramateriales o extrabioquímicos en el momento de interpretar el psiquismo humano.
La “hipótesis telepática” admitiría que al menos en determinados casos, en circunstancias especiales, aún poco determinadas, cabe la posibilidad de que una “mente” (actuando como “receptora”) sea estimulada, sin estímulos sensoriales interpuestos, por la actuación de otra “mente” (“emisora”) que, repetimos, actúa supuestamente de modo directo sin la mediación de la voz, el tacto u otro medio de excitación sensorial.
Consecuencias de la hipótesis telepática
Dada por válida la hipótesis telepática, es decir admitiendo que al menos en algunos supuestos se verifica una interacción directa entre mentes sin mediación sensorial y bioquímica, habría que admitir importantes consecuencias del hecho.
Una sería que la mente, al menos en algunos supuestos, admite estimulaciones o mensajes que no tienen un soporte bioquímico. Ello restaría fuerza a las interpretaciones que reducen el fenómeno mental a procesos bioquímicos. Entendemos con ello que todas las investigaciones encaminadas a establecer con rigor la esencia y las especificaciones del hipotético fenómeno telepático servirían al mismo tiempo para adquirir conocimientos más profundos sobre la naturaleza y propiedades de la “psique” humana cuya interpretación como simple fenómeno bioquímico quedaría cuestionada.
Una nueva modalidad de interacción a distancia
Otra significativa consecuencia de la detección (en su caso) de interacciones telepáticas, realizada con metodología rigurosa, sería la identificación de una nueva modalidad de interacción a distancia. Es sabido que en el actual estado del saber científico las únicas modalidades de interacción entre objetos situados en distintas localizaciones espaciales (llamadas a veces fuerzas a distancia) son la interacción o fuerza gravitatoria (ejercida entre masas) y la interacción electromagnética (ejercida entre cargas eléctricas, bien estáticas, bien en movimiento).
Si se detectase sin dejar lugar a dudas la existencia de fenómenos telepáticos y, si gracias a precauciones experimentales apropiadas, pudiese descartarse que tal interacción telepática se realizase como consecuencia de interacciones gravitatorias o electromagnéticas, se habría encontrado una nueva modalidad de interacción a distancia, no gravitatoria ni electromagnética, sino realizada mediante una modalidad de interacción a distancia desconocida hasta el presente. Este hecho sería una puerta abierta a nuevos horizontes de la física; es decir, del conocimiento de la naturaleza.
El hallazgo de lo “extra-espacial” o “extra-corpóreo”
Como hipótesis de trabajo cabría añadir que si, como sugieren algunas observaciones, la “eficacia” de la interacción telepática mutua no se atenuase al incrementarse la distancia entre emisor y receptor, habría que deducir que no existe distancia entre los sujetos mentales y que todos ellos existen en un mismo “recinto mental” carente de dimensiones espaciales.
En otras palabras, se habría establecido un carácter extra-corpóreo o extra-espacial para la faceta mental de la persona que contradeciría el discurso reduccionista hoy tal vez predominante en los antropólogos. Empleando una terminología con muchos siglos de antigüedad estaríamos en presencia de “lo espiritual”, es decir, de lo no ligado a condicionamientos espaciales o corpóreos.
Las tesis que reducen la función mental a funciones bioquímicas tendrían más dificultad en interpretar la telepatía, ya que habrían de admitir que esa nueva forma de interacción (no gravitatoria ni electromagnética) tuviese a la simple materia cerebral como agentes emisor y receptor respectivamente. Pero parece difícil admitir que exista tal fuerza y que nunca se haya puesto de manifiesto su existencia en el curso de los prolijos y casi infinitos trabajos de observación y experimentación de la naturaleza llevados a cabo en los últimos siglos.
La inserción de lo mental en lo bioquímico
La confirmación de la “hipótesis telepática” situaría, pues, ante un dilema: o bien la interacción telepática se realiza entre los contenidos materiales del emisor y receptor, en virtud de una nueva fuerza hasta ahora desconocida (lo que parece difícil de aceptar), o bien es un fenómeno debido a que hay en el emisor y el receptor unos respectivos “factores mentales” extradimensionales, que se encuentran en comunicación directa por no serles aplicables ni los condicionamientos de localización espacial, ni de distancia o separación entre ellos.
Se debe reconocer en todo caso que la aceptación de la segunda alternativa del dilema suscita un problema, ya planteado desde tiempos remotos. Si se admite el “factor mental” extraespacial y extracorpóreo, no reducible a la bioquímica, habría ulteriormente que explicar en qué forma dicho factor no bioquímico interactúa con los procesos bioquímicos corpóreos, implicados en la cadena de procesos que intervienen en la fenomenología completa del supuesto fenómeno telepático.
Dada la transcendencia científica y humana de la cuestión, han de saludarse con aprecio y aplauso los esfuerzos rigurosos realizados en orden a alcanzar un conocimiento riguroso de la hipótesis telepática.
Una hipótesis a investigar
En todo caso parece que la hipótesis telepática deberá ser hoy investigada en conexión con la investigación de otros fenómenos similares conocidos hoy en la física, en la biología y en la neurología. Los fenómenos telepáticos deberían unirse así al paquete de hechos extraños conectados hoy quizá con los fenómenos de coherencia cuántica y acción a distancia, tanto en el mundo físico como biofísico.
Se conocen formas de interacción extrañas entre enjambres de organismos independientes (vg. insectos o pájaros) y entre enjambres de celulas en tejidos que parecen unidos por fenómenos de coherencia cuántica.
La neurología cuántica en general o, en concreto, la hipótesis de Hameroff-Penrose sobre la naturaleza biofísica de la conciencia, son hipótesis que abren vías nuevas de investigación que quizá podrían también ayudar en la explicación de la hipótesis telepática. En el horizonte aparece un vasto campo de investigación abierto que probablemente pudiera conducir a nuevas formas de entender el mundo físico que ayudaran en la explicación del psiquismo y en la explicación de la experiencia religiosa.
Publicado el 07:09 p.m. en ARTICULOS PSICOLOGIA, CEREBRO DIVIDIDO | Enlace permanente | Comentarios (0) | TrackBack (0)